jueves, octubre 26, 2006

El águila y el lobo



Hace muchos años, en algún terruño lejano, se encontraba un lugar místico, energético, sagrado, era un bosque milenario, virgen, verde, lleno de pinos, algunos decían que estaba encantado, que tenia vida propia, otros no se animaban a entrar en él, era un lugar en donde el tiempo y la distancia eran solo ilusiones, y la realidad y la fantasía muchas veces se confundían… pero a veces me pregunto, ¿qué es real y qué no en esta vida? … ¿nunca tuviste esa duda?
La cuestión era que en este bosque vivían muchos animalitos y muchas criaturas que no siempre eran lo que aparentaban, había magia, encanto, sortilegios… uno de estos habitantes era un lobo, un lobo negro con unos ojos verdes muy profundos, que pocos se animaban a verlos. El lobo conocía muy bien el bosque, parecía que lo había habitado miles de años, nadie en realidad conocía su edad…
Un día vio entrar en el bosque a una niña, si una niña sola, y le llamo mucho la atención, se preguntó, ¿será una niña valiente o no tendrá conciencia del peligro? ¿Por qué habrá venido? …
Pasaron los días y la niña, a la que el lobo, apodó Waminra, caminaba tranquilamente por el sendero, al lobo cada vez le intrigaba más, era un animal conocedor, mirando dos o tres veces a alguien ya sabía como era, descubría su alma observando través de sus ojos, pero con Waminra era distinto… será por eso que tanto le llamó la atención, la seguía, la observaba escondido, trataba de descifrar el misterio…
Un día creyó descubrir lo que pasaba, se dio cuenta que había estado escuchando a su mente, a su razón, y era el corazón el que le gritaba… quedo todo muy claro…
Esa misma tarde cuando Waminra caminaba por el sendero, se apareció en frente de ella, y se quedó mirándola a los ojos… se sorprendió al ver como la niña tomaba con calma la situación y le mantuvo la mirada… pasaron unos segundos, unos minutos, una eternidad, en realidad en el bosque el tiempo era una un espejismo, una quimera… si alguien los hubiera visto, habría pensado que era un lienzo, los dos inmóviles, se detuvo el tiempo…
A pesar de la belleza del momento, la niña rompió el silencio… lobo, siempre te he esperado, sabia que estabas, que vendrías… dijo.
El lobo quedó sorprendido, y fue en ese mismo instante que la reconoció, el rayo que en otros tiempos, otras vidas, los separó, en ese preciso momento, los volvió a unir…
¿Puedo acercarme? Susurró la niña, el lobo, cerrando tranquilamente los ojos asintió… la niña se arrodillo frente a él y con ambas manos lo abrazó, un abrazo largo, profundo, eterno… ella se separó, ya no era una niña… sin dejar de mirarle a los ojos le dijo, eres tu, mi caballero, al que le di mi pañuelo, para protegerse en la batalla… cuantas veces te esperé, y cuantas veces volviste a mi… ¿Qué te ha pasado? ¿Qué te han hecho?
El lobo sin hablar, pero a través de sus ojos le dijo… eres tu doncella, recuerdo, la ultima vez que nos vimos, tome tus manos y entrelace tus dedos con los míos, busque tu mirada, esos ojos de color indescifrable, claros, puros, transparentes, que me dejaban ver siempre tu alma, me dejaban ver tu esencia… ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Cuántas vidas recorrimos?
La doncella, sintió toda esa ternura, esa calidez, el corazón de su amado caballero, cerró los ojos y una lágrima corrió por su mejilla, antes que se diera cuenta, un beso muy suave la había secado… sintió unas manos fuertes y delicadas a la ves, en sus hombros… no le hacia falta abrir los ojos… sabía quien era el…
El caballero cerró sus ojos, aún sin abrirlos su rostro se transformo, sus manos no sintieron ya unos hombros delicados, femeninos, reconocieron unas alas majestuosas, suaves y rústicas a la vez, una energía que hace mucho que no sentía y que no podía retener… al abrir sus ojos, ya la vio volando, libre, imponente, su cuerpo oscuro, su cabeza blanca, si pico dorado que se confundía con el sol, esos ojos, esa mirada firme, la vio alejarse… era un águila…
¿Cuántos años mas tendrán que pasar para que nos volvamos a encontrar? Pensó tristemente el caballero….